La era que nos ha tocado vivir, pasará a la historia como la del imperialismo americano. Al igual que otros imperios anteriores, que impusieron su «modo de vida» en todo el orbe conocido por entonces, también los «yankies» lo han impuesto desde el siglo XIX. Solo hay una diferencia con los anteriores imperios: romanos, griegos, españoles, egipcios, etc. impusieron su ley a base de palos. Los americanos son más civilizados, más diplomáticos porque plantean a los pueblos «sometidos» dos «ofertas»: a) o tragas su modo de vida por las buenas o b) te invaden con su poderoso ejercito mandado por marines descerebrados al mando de los «juguetes» bélicos más mortíferos capaces de exterminar siete veces la vida sobre la faz de la tierra. Claro que si tu país no posee algo que ellos quieran o con lo que puedan hacer negocio, léase petróleo, gas, situación estratégica, etc, etc,, en ese caso les da exactamente igual, lo van a dejar tranquilo, no les interesa que formes parte de su imperio.
En el presente artículo vamos a estudiar la oferta a), la invasión por las buenas.
Todo comenzó con el cine. Hay que recordar que a pesar de que los hermanos franceses Lumière fueron los padres del invento, los americanos enseguida vieron el potencial que tenía el séptimo arte para entrar y cambiar sigilosamente las cabezas de los ciudadanos de cualquier parte del mundo. Bueno, todas menos las de la abuela de la fabada litoral y la de mi suegra. Pues bien, a través del cine nos «enchufaron en vena» toda la historia americana que no va más allá de 300 años pero que hoy en día cualquier chiquillo de cualquier lugar del mundo sabe mejor que la de su localidad natal. Un niño gallego conoce mejor al Genral Custer que a Castelao o a Murguía. Conoce mejor los entresijos de la batalla de El Álamo que los de la de Elviña y eso que su tatara-abuelo participó en ella. Y todo porque no participaron los americanos y por lo tanto no hay película. Y ¡menos mal que solo tienen 300 años de historia! porque no quiero ni pensar cuan machacón sería el cine si tuviesen una historia milenaria como los chinos. ¡Anda que no nos queda nada como empiecen los mandarines a producir cine!. Algo parecido a lo que ocurre ahora en España, que tenemos sobredosis de cine de la guerra civil.
Todo comenzó con el cine. Hay que recordar que a pesar de que los hermanos franceses Lumière fueron los padres del invento, los americanos enseguida vieron el potencial que tenía el séptimo arte para entrar y cambiar sigilosamente las cabezas de los ciudadanos de cualquier parte del mundo. Bueno, todas menos las de la abuela de la fabada litoral y la de mi suegra. Pues bien, a través del cine nos «enchufaron en vena» toda la historia americana que no va más allá de 300 años pero que hoy en día cualquier chiquillo de cualquier lugar del mundo sabe mejor que la de su localidad natal. Un niño gallego conoce mejor al Genral Custer que a Castelao o a Murguía. Conoce mejor los entresijos de la batalla de El Álamo que los de la de Elviña y eso que su tatara-abuelo participó en ella. Y todo porque no participaron los americanos y por lo tanto no hay película. Y ¡menos mal que solo tienen 300 años de historia! porque no quiero ni pensar cuan machacón sería el cine si tuviesen una historia milenaria como los chinos. ¡Anda que no nos queda nada como empiecen los mandarines a producir cine!. Algo parecido a lo que ocurre ahora en España, que tenemos sobredosis de cine de la guerra civil.
A través del cine americano, nos enteramos de quien fueron los buenos en la II guerra mundial, de que sin su participación sería imposible haber vencido a Hitler (según ellos poco o nada tuvo que ver el «general» ruso Invierno). En sus películas, casi nunca mencionan que si Hitler llegó a donde llegó, fue por la pasividad americana, eso no interesa. También nos enteramos de que los humanos somos todos americanos, puesto que llegamos a la luna portando su bandera, en nombre de toda la humanidad (menos los comunistas, claro, que tampoco tuvieron ningún papel importante en la carrera espacial). Tampoco fue manco el truco de inventar a Superman, Spiderman, Batman y otros «manes» super-héroes, que eran, evidentemente, amerícanos.... ¿Os imaginais que Superman fuese soviético? ¿un puto rojo? Menos mal que en España tuvimos a Madelman, Geyperman, Mortadelo y Filemón, Anacleto, Manolito Gafotas y Torrente. Pero como a estos héroes patrios la película se les hizo tarde, mal, arrastro, sin efectos especiales y en español, no tienen nada que hacer frente a los «manes» americanos. Los nuestros suenan a coña marinera, a héroes de barrio tipo Alfredo Landa o Santiago Segura. Donde esté un Kojak, Superman (antes de ir a dos ruedas) o un Remington Steele que se quiten las españoladas.
Así, a través de este cine nos llegaron la coca-cola,el winston de contrabando (el oficial costaba un huevo) y los frikis. Si, los frikis llegaron a España gracias a la trilogía de Star Wars, a finales de los setenta y principios de los ochenta, que entonces se llamaba La Guerra de las Galaxias, así como suena, en español, más campechano. Ahora lo quieren sofisticar más llamándole Star Wars, porque los frikis ya han cogido solera y ahora son un producto de marca. Les ha pasado algo así como a Zara, que comenzó siendo de ropa «peleona» de batalla y ahora es casi moda exclusiva, o por lo menos se paga como tal. Recuerdo salir de Zara de comprarme un jersey y en el camino de vuelta a casa tropezarme con dos señores con un jersey idéntico al mío, ¡incluso el color!
Otro hito importante fueron las series americanas que nos enchufaron en los 70, 80 hasta nuestros días. En los 70 todos sabíamos un huevo de doma de caballos y vida en los ranchos gracias a Bonanza. En los 80 aprendimos mucho de cabernet sauvignon y vinos gracias a las maldades de Angela Channing en Falcon Crest, y eso que los americanos saben más bien muy poco de vinos. También aprendimos mucho del petroleo de Texas gracias a la familia Ewing de Dallas. Y así seguimos hoy en día: aprendiendo....
Hemos aprendido tanto que le hemos dado la vuelta al marcador y nos hemos vuelto gilipoyas, y todo por imitar lo que nos «enchufaron» por la caja tonta.
¿Que hemos conseguido?. Pues eso, hacernos jañanes gilipoyas. Imitar, imitar e imitar. Ejemplos: a mazo. Desde nuestra forma de hablar, que utilizamos el ¿vale? igual que ellos el ok?, hasta nuestra forma de vestir, que vestimos en vaqueros cuando aquí, en Galicia los que cuidaban las vacas llevaban unas vestimentas que no querríamos ni siquiera probar. Lo que no se nos pega es el inglés. Ahí pincharon en hueso. Con sudamérica lo tienen más fácil, ¿verdad, brother?.
Hemos imitado su consumismo, sus paseos y citas por centros comerciales en lugar de los clásicos, sanos y tradicionales paseos y citas en los parques, jardines y calles céntricas de nuestras ciudades, el stress de los hipermercados donde compras tonterías que no necesitas, comer auténtica mierda, como la que comen ellos (mcdonalds, hamburguesas, bollos ultra colesterólicos, pizzas prefabricadas con sabe dios que) y dejar de comer nuestra empanada, tortilla, bocata de mortadela ibérica, bocata de chorizo tan español, pasamos a comer palomitas en el cine como ellos nos hacían ver a través de las películas, beber cerveza y abandonar el buen vino europeo, los coches ranchera primero invadieron la ciudad, ahora lo hacen los todoterrenos... ¡No me jodas! ¡si hasta desayunamos cereales! o.... ¡huevos con bacon! ¡Con el sueño que hace por la mañana!, ¡ponerse a cocinar! ¡Joder! ¡Si ya casi no comemos turrón en navidades!.¡Y no te lo pierdas:! ¡También hemos intentado tener Las Vegas!. Hemos importado el capitalismo atroz de los productos financieros dudosos (créditos subprimes) como lo más de lo más que al final eran un puñetero fraude. También a imitación de ellos, que tienen un presidente negro, hemos elegido a Rajoy, para estar negros con nuestro presidente. El presidente negro Obama consiguió que fluyera el dinero en USA como nunca, el presidente Rajoy consiguió que fluyese el dinero negro como nunca, eso sí, en sobre blanco con membrete del PP
Hemos imitado su consumismo, sus paseos y citas por centros comerciales en lugar de los clásicos, sanos y tradicionales paseos y citas en los parques, jardines y calles céntricas de nuestras ciudades, el stress de los hipermercados donde compras tonterías que no necesitas, comer auténtica mierda, como la que comen ellos (mcdonalds, hamburguesas, bollos ultra colesterólicos, pizzas prefabricadas con sabe dios que) y dejar de comer nuestra empanada, tortilla, bocata de mortadela ibérica, bocata de chorizo tan español, pasamos a comer palomitas en el cine como ellos nos hacían ver a través de las películas, beber cerveza y abandonar el buen vino europeo, los coches ranchera primero invadieron la ciudad, ahora lo hacen los todoterrenos... ¡No me jodas! ¡si hasta desayunamos cereales! o.... ¡huevos con bacon! ¡Con el sueño que hace por la mañana!, ¡ponerse a cocinar! ¡Joder! ¡Si ya casi no comemos turrón en navidades!.¡Y no te lo pierdas:! ¡También hemos intentado tener Las Vegas!. Hemos importado el capitalismo atroz de los productos financieros dudosos (créditos subprimes) como lo más de lo más que al final eran un puñetero fraude. También a imitación de ellos, que tienen un presidente negro, hemos elegido a Rajoy, para estar negros con nuestro presidente. El presidente negro Obama consiguió que fluyera el dinero en USA como nunca, el presidente Rajoy consiguió que fluyese el dinero negro como nunca, eso sí, en sobre blanco con membrete del PP
Pero lo más alucinante es la importación del Halloween, una farsa-fiesta totalmente americana light y vacía, que viene a camuflar nuestro ancestral «día de difuntos» o el Samaín celta y todas las leyendas, tradiciones y ritos mágicos milenarios (levantamiento de paletillas, expulsar el aire de los difuntos, etc.) asociados a esa noche tan especial en la tradición cristiana (e incluso anterior). Noche de akelarres de brujas por excelencia, la sola mención de la noche de difuntos no hace tanto tiempo (60 o 70 años, no más) provocaba miedo, espanto y visiones de los espectros de la santa compaña, compañía o estadea, por ejemplo. Nuestra tradición debía de ser importante, puesto que visitantes de otro mundo acudían a nuestros caminos a celebrar esta fiesta. No hay más que repasar nuestra tradición oral que también recogieron algunos escritores para darse cuenta de lo que suponía esa noche. ¿Que nos aporta Halloween a cambio?, absolutamente nada, una carnavalada, cuatro niños y dos mayores gilipoyas que se visten de brujas y/o vampiros para supuestamente asustar....¡JAÑOWEEN! ¡Ah! se me olvidaba.... y el símbolo del JAÑOWEEN es la puñetera calabaza hueca.... ¡Lo que le hemos llegado a hacer a la entrañable Ruperta del un, dos, tres, responda otra vez para celebrar el JAÑOWEEN!
Con lo gilipoyas que nos hemos vuelto, estoy esperando ver la importación del día de acción de gracias o el 4 de Julio. Lo que me tiene intrigado es el motivo de tal importación.... ¡Que mas da!. Todo sea por imitar a los «yankies».