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viernes, 8 de noviembre de 2013

EL INTERMITENTE TELEPÁTICO

Lo ha conseguido. La prolífica investigadora Mari Luz De Vela Prendes, ha vuelto a ponerse en el candelabro, y es que parece que ese es su sitio natural. Primero nos eliminó la pesadez estomacal y también el estómago con su yogur con escombros, que además es respetuoso con el medio ambiente. Luego, con el semáforo anal, para regular el tránsito intestinal, se coronó de "gloria". Seguidamente, con su maquillaje para presupuestos, cuentas y contabilidades alcanzó "el summun" de la invención, y un éxito sin precedentes entre el número cada vez mayor de corruptos que compraron su invento. A continuación nos propuso su "abre fácil" para condones, que pretendía paliar esos nervios traicioneros que pasan las parejas en el momento de abrir el envoltorio del preservativo.

Y ahora, Mari Luz De Vela, de nuevo en el candelabro, por fin, registra la patente del INTERMITENTE TELEPÁTICO. Este dispositivo, según su inventora, causará una revolución en el mundo del tráfico rodado. Según su prospecto, se trata de un dispositivo de reducido tamaño que se incorpora a la patilla de una gata gafa, y que servirá para transmitir mentalmente y amplificadas a los demás conductores, en un radio de 20 metros, las ondas cerebrales causantes de la intención de girar en una intersección de calles, sin necesidad de activar los dispositivos de indicación luminosos conocidos vulgarmente como intermitentes.


Lo cierto es que este dispositivo acabará con la disyuntiva que se impone en el momento de la compra de un vehículo: ¿lo compro con o sin intermitentes?. A juzgar por la gran cantidad de vehículos que circulan sin este dispositivo luminoso, la gran mayoría de compradores de vehículos se inclinan por no incorporar este extra. Y lo curioso del caso, es que cualquier marca y/o modelo es susceptible de este extra, no hay más que darse una vuelta por nuestras calles, carreteras o rotondas para comprobar que el mismo modelo de vehículo puede o no traer ese "extra".

También hay quien afirma que el intermitente telepático acabará con los coches sin iva. Me explico: al ofrecer información de nuestra intención al volante a los demás usuarios de la vía pública , se acabo aquella frase tan socorrida en las colisiones de rotonda y que se utiliza como disculpa: "es que yo IVA para allí"  al mismo tiempo que se señala con la barbilla erguida.


Desde nuestra redacción hemos querido saber lo que opinan los usuarios ante esta "revolución" del tráfico rodado. Nos hemos puesto en contacto con la asociación de conductores Domingueros Y Atropelladores (DYA) donde se nos indica que para ellos no supondrá nada nuevo. Entonces acudimos a un centro especializado a efectuar entrevistas: el semáforo de la esquina de nuestra calle.

En primer lugar entrevistamos a una purila de unos 50 y pico de años en un todoterreno alemán. Le preguntamos que le parece la idea del intermitente telepático a lo que nos responde: "cada día ponen más difícil a la juventud las cosas, en mis tiempos, cuando saqué el carnet no existía tal cosa". Ante esta respuesta le señalamos la palanquita anexa al volante para accionar los intermitentes a lo que nos responde: "¿Eso?... ¿No es el cuelgallaves? Es que esta otra (señala la palanca de cambio) no me sirve, es vertical y las llaves se caen"..... Efectivamente, la señora utiliza la palanquita de accionar el intermitente como cuelgallaves y lo podemos corroborar: dos o tres llaveros cuelgan de la susodicha palanquita.

A continuación pasamos a entrevistar a un "señorón" en un Audi A8000 que denota por donde se le mire ser un triunfador en la vida: coche de estratosférica gama, asientos de piel de sabe dios que animal exótico, traje de armani, corbata, gemelos, zapatos cromados, etc.... Le preguntamos que le parece que a partir de ahora no sea necesario utilizar el clásico intermitente luminoso. La respuesta en tono casi airado no se hace esperar: "El intermitente es para perdedores.... ¡Pues estaría bien que yo no supiese a donde quiero ir!, ¡faltaría más! y ¡tampoco he llegado a donde estoy indicando mi camino a los demás! ¡faltaría más! ¡paparruchas! ¡Yo veo un camino y si me sale de allí, lo cojo y el que quiera que venga, pero siempre detrás! ¡vamos, hombre!"

Un caballero de unos cincuenta y pico años en un FIAT Múltipla al que ya le llaman YOLA BERROCAL, porque abulta mucho pero es feo de cojones, nos indica que le parece ideal el intermitente telepático puesto que la mayoría de los conductores no saben lo que sufren  y consumen las lamparitas de los intermitentes clásicos con eso de apagarse y encenderse constantemente. Afirma que por este motivo, para conservarlas, no los utiliza y argumenta que preguntemos en la armada cuanto cuesta encender una fragata, y que por eso no la apagan nunca. Lleno de razón, afirma que el no los enciende nunca porque así tampoco consume energía. Por conservar el medio ambiente, concluye.

El último entrevistado es un chavalillo con apenas la edad necesaria para conducir pues todavía presenta en la cara la "lanilla" típica de los varones anterior al primer afeitado. Conduce un Audi de 40 años, que heredó de su abuelo, por lo menos, ya que con su bajo sueldo de reponedor solo le llega, a duras penas, para pagar el cutre tuneado, y lo más importante: el reglamentario subbúfer. Eso sí, aunque el coche es viejo, además de llamar la atención por su tuneado cutre, también lo hace por sus decibelios, que como afirman los apasionados del tunning, "si no te quieren mirar lo guapo que va tu coche, que por lo menos lo oigan"... Ante la pregunta de qué le parece el intermitente telepático, afirma que es una idea "macanuda", que por fin podrá utilizar los intermitentes tradicionales para "crear ambiente" encendiéndose y apagándose al ritmo de su música, conectándolo al radio CD de tropemuchos petavatios que vale más que todos los coches que hay en su familia juntos.

©FUNES 2013


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