Dentro de la idiosincrasia de la sociedad gallega, se mantienen firmemente arraigadas varias tradiciones seculares que se van pasando de generación en generación. Hablo concretamente de tres cultos: el culto a la muerte, el culto al cacique y el in-culto.
Pudiera parecer que no tienen nada en común entre ellos, pero no es cierto, están íntimamente relacionados. Me explico: debido a la abundancia exagerada del in-culto, se produce el culto exacerbado del cacique, que, llevado al extremo, hace que ni los muertos quieran perderse el votar por el cacique, de ahí que tengan la arraigada costumbre, vamos, la puta manía, de ejercer su derecho al voto en cada convocatoria electoral. Y no fallan, allí están, o eso dicen, apoyando con su voto masivo al cacique de turno. Lo cierto, es, que nadie les ve, ningún familiar ni conocido dice haber visto al finado de turno, ir a ejercer su derecho al voto el día "de autos", pero luego repasando las listas de votos ejercidos, allí están, al pie del cañón, "chova ou vaia sol".
Otro aspecto a tener en cuenta es el de la abstención. Galicia, por la dispersión de su población, o por que le conviene al partido que gana, ¡vaya usted a saber!, presenta siempre un alto porcentaje de abstención, que se ve incrementado por las posibles inclemencias del tiempo. Pues bien, el voto del censo fúnebre, presenta una abstención bajísima casi del 0%, no falla nadie, es como si los muertos estuviesen esperando con ansia el día de las elecciones. Evidentemente no es el 0% porque siempre hai quien no vota, reyes y papas por ejemplo. ¿Será que en el más allá se aburren?. Quizás tenga algo que ver en esa abstención tan baja que en los municipios rurales pongan siempre los colegios electorales al lado o cerca del camposanto parroquial.
Y esa tradición tan gallega de votar después de muertos tiene muchos años de arraigo. Nos situamos en la época de la dictadura franquista, en la que no existían los caciques en su modalidad de electos, ya que caciques eran todos, pero señalados a dedo. En esa época tan dura, en Galicia tuvieron lugar miles de manifestaciones reclamando el derecho del pueblo a elegir a su cacique, principalmente a cargo del censo fúnebre electoral gallego. Dichas manifestaciones pasaron a la historia como las apariciones de la "Santa Compaña", y es que la dictadura, en su afán de tapar acontecimientos que no le eran favorables, fue la encargada de crear esa sarta de mentiras sobre la "Santa Compaña". Y es que la comitiva era un enemigo poderoso para el régimen, a estos no podían "pasearlos": no se puede matar a quien ya está muerto. Entonces, la dictadura pergeñó y difundió esa "patraña" de que la finalidad de la "Santa Compaña" es anunciar la muerte de alguien o cosas sobrenaturales por el estilo. Y le venía al dedillo, porque la gente con el miedo a que le pasasen la cruz que portaba la estadea, salía lo mínimo por la noche, y evitaban los cruces de caminos con ellos y las posibilidades de encontrarse con gentes y confabular contra el régimen. Así para la dictadura, todo el mundo "controladito" en su casa y sin demasiado coste económico para el estado. Política del miedo, se llama. Y lo cierto es que esa patraña vaya si cuajó, y hoy, la mayoría de la gente piensa que ese sentido falso del que la disfrazaron en la dictadura, es su sentido real. Pues está claro que no, que su sentido era reclamar el derecho a poder votar al cacique de turno desde el más allá. Y como prueba pregunto: ¿cuantas apariciones de la Santa Compaña han tenido lugar una vez entramos en la transición democrática?.... Muy pocas. Los partidarios de la patraña con la que nos han engañado durante la dictadura, dicen que ahora al haber luz eléctrica es muy difícil poder ver una procesión espectral, ¡Ja!, antes también había luz eléctrica, eso sí, no era de bajo consumo como la de ahora, pero también existía. Otros dicen que si los curas antes, en época de escasez, utilizaban la misma estola o el mismo aceite para los bautizos que para los entierros.... ¡Ja!, ahora también hay entierros y bautizos y ¡hasta puede un cura acudir a los de siete parroquias en un día.!. ¡Que se dejen de tonterías y admitan de una vez el verdadero sentido anti-franquista de la Santa Compaña!
En la actualidad, las apariciones de la Santa Compaña se reducen a algún viernes por la noche en el Sálvame que aparece Belén Esteban, o Dinio o algún alma en pena de plató en plató para recaudar unos eurillos.
Sin embargo y dada la abundancia del voto fúnebre, yo no dudaría en considerarla la 5ª provincia gallega por número de electores antes que Buenos Aires, la consellería de la presidencia está estudiando seriamente la implantación de colegios electorales en el más allá con sus correspondientes urnas funerarias. ¿El método?... Todavía es un secreto, pero si estudiamos las votaciones del censo fúnebre en las últimas elecciones seguro que será todo un éxito.
¿Y cuales son sus predilecciones a la hora de votar?. Eso ni se duda. Los muertos votan por el que manda, por el que gobierna en el momento de la votación. En este caso, falta por saber o conocer el resorte que hace que un alma del "otro lado" vote por el que manda, porque aquí no cabe ese argumento tan manido de que si no le votas te quita la pensión, puesto que el censo fúnebre gallego ya no vive de la pensión, ya pasó a mejor vida....
Claro que ahora del otro lado está Don Manuel, si, el de los tirantes, que puede tener mucha influencia sobre el censo fúnebre gallego, me imagino que serán sonados sus mítines en el más allá.... Quizás si afinamos el oido le oigamos vociferar preguntado a como están los garbanzos....
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