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domingo, 11 de mayo de 2014

HUELGA DE LA HOSTIA Y DEL COPÓN

Que a la crisis que venimos padeciendo nadie está inmune, es algo que no se nos escapa al más común de los mortales y, como veremos más adelante, tampoco a los inmortales. Tampoco se nos escapa su carácter recalcitrante, terco y perseverante. Cualquiera que la haya sufrido en carnes propias ha podido comprobar como se ha tenido que pasar a la verdura, mucho más asequible económicamente que la carne, aunque sea propia. Es más, exégetas bíblicos expertos en el nuevo testamento, están investigando si la expresión hebrea "el pan nuestro de cada día", que figura en el Padrenuestro está mal traducida del arameo (lengua en la que hablaba Jesús) y debería ser traducida por "la crisis nuestra de cada día". 

Veamos esta "crisis nuestra de cada día" como afecta en los planos vacacional, vocacional y bocacional

En este sentido, podríamos afirmar sin riesgo a equivocarnos que el que más y el que menos, han padecido como mínimo una crisis vacacional, es decir, quedarse sin vacaciones por la crisis. Evidentemente, el que más lo ha notado, es el que más y el que menos, es el que menos, respectivamente.

Hace más de tres lustros que la Iglesia también se queja amargamente de arrastrar una crisis vocacional, aunque eso es algo que podría estar perfectamente previsto por el más tonto de sus profetas, pues el ejercicio del sacerdocio según sus principios totalmente aceptados, incluye un mal endémico que de forma natural lo arrastrará a la tumba: la imposibilidad de procrear. Cualquier sociedad o grupo que no tenga la posibilidad  de procrear, está condenado inevitablemente a la muerte como sociedad o grupo. Es evidente que esto es lo que le ocurre al sacerdocio en particular y a la Iglesia como colectivo. Quizás llegue un momento en que solo exista el Papa como único sacerdote, que tendrá que repartirse por todo el orbe católico para impartir los sacramentos, aunque no le resultará dificil esta labor, dado el aspecto divino que adorna la figura papal, que le posibilitará estar en todas partes. Evidentemente el último sacerdote, por la fuerza, tiene que ser el Papa, como es el último el capitán en un barco que se hunde o el empresario en una empresa que se extingue.

Tiempos de exhuberancia de vocaciones
¿Tiene solución la crisis vocacional?. Por supuesto que sí, es un remedio tan sencillo como que a los sacerdotes se les permita procrear oficialmente y no solo «extraoficialmente». En ese momento, será fácil ver como el hijo del cura hereda de su padre la rectoría y parroquia de San Curruputufú Bendito. ¿O acaso no estamos hartos de ver como el hijo de tal o cual banquero o tal o cual empresario hereda su empresa?. Y que se sepa no se le exige formación al respecto, ni preparación, de casta le viene al galgo. Esta situación eliminará de cuajo la crisis vocacional. Es más, en la propia fundación del cristianismo tenemos un ejemplo muy claro: si Cristo es el hijo de Dios, ¿por qué el párroco no puede ser el hijo del Obispo o simplemente del párroco anterior?. Otro ejemplo más de que las vocaciones pasan de padres a hijos lo tenemos en el ámbito castrense,  militar. Aunque ahora que lo pienso.... Si castrense viene de castrar, ¿por qué los militares tienen hijos?... Estoy divagando... Al tema.

Pero el verdadero objeto del presente artículo es la crisis BOCACIONAL. Me explico. Se ha constatado un descenso importante en el número de fieles y adúlteros que practican el santo sacramento de la comunión, que como todos conocemos se realiza con la boca, de ahí que sea Bocacional, aunque el concilio Vaticano II permitió la comunión con la mano (otro misterio más de la iglesia). 

Bocación
¿Bocación también?
El caso es que ya hace unos cuantos años (más de cuarenta) que el pueblo dejó de comulgar con ruedas de molino, que hacían las digestiones excesivamente pesadas, y requerían un desembolso importante en complementos con sales digestivas, pero parece ser que ahora también han dejado de comulgar en la Iglesia. Y aunque con la llegada del papa Paco, por su cercanía al pueblo, plasmada incluso en su nombre pontifical, ha habido un pequeño repunte, este apenas se ha notado. Con ese descenso tan pronunciado de las bocaciones, ya se sabe que cuando el comercio y el bebercio descienden quien acaba pagando el pato o, en este caso la patena, son los currantes del sector, en este caso el sector de fabricación, suministro y reparto de hostias y obleas. Ante la magnitud del problema, la Iglesia ha propuesto la típica solución para estos casos: un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) para los suministradores de hostias sin consagrar.

Ante esta situación, el sindicato mayoritario del sector, se debate entre proponer «UNA HUELGA JAPONESA DE LA HOSTIA» (literal) que más que japonesa parece de euskadi según su nombre, pero que su portavoz aclara como «suministrar hostias a diestro y siniestro, día y noche y sin parar hasta que las iglesias revienten» o bien, proponer otra alternativa que sería UNA HUELGA DE LA HOSTIA A SECAS según define el mismo portavoz, «que  deje sin suministro a las Iglesias». Aunque para ser a secas, como indica el portavoz, debería ser UNA HUELGA DE LA HOSTIA Y DEL COPÓN, para eliminar el vino de misa que es el que evita que las iglesias se queden secas. 


El mismo portavoz del sindicato recalcó que aparte de la amenaza del ERE, este no es el único problema del sector, mencionando el intrusismo como el principal. Según sus propias palabras, «cada vez más sectores de la sociedad se inmiscuyen en nuestros asuntos, el suministro de hostias». Según él, «hoy todo el mundo suministra y reparte hostias sin consagrar y con mas medios que nosotros: la policía, los antidisturbios, los antisistema, las bandas del este, los rumanos, la kale-borroca, el colectivo de gays y lesbianas, los huelguistas del metal, los del naval, etc. etc»., «hasta los yayos flautas reparten» indicó y también según sus palabras «existe un exceso de oferta frente a un solo receptor: el pueblo que comulga». Exigen, por tanto, también «que se haga una regulación del sector, otorgándoles a ellos la exclusividad del reparto y suministro de hostias como vienen haciendo desde tiempos inmemoriales, aunque -matizó- nunca hubo tiempos mejores que los de la dictadura franquista para el reparto y suministro de hostias y que la gente comulgara» «¡esos si que fueron buenos tiempos!» exclamó con añoranza.

Puestos en contacto con un portavoz de la Iglesia, nos ha revelado (como es su costumbre) que temen que si la huelga llega a producirse se levanten oleadas de KALE-BARROCA dentro de las iglesias de ese estilo arquitectónico, no temiendo ningún problema en las que son de estilo románico, custodiadas por fornidos centuriones romanos, o estilo gótico, las que tienen goteras que evitan que se queden secas

© FUNES 2014


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