De todos es bien conocido (y deseado) el placer, goce y felicidad que lleva aparejado el verbo JODER, es decir la acción de JODER. Pero se hace necesario hacer un análisis de la preposición que acompaña a dicho verbo, ya que desde tiempo inmemorial se sabe que no es lo mismo JODER CON... que JODER A.... En el primer caso (utilizando CON) en lugar de preposición debería llamarse PROPOSICIÓN ya que se impone necesariamente el consentimiento de la otra parte actuante. Esta sutil distinción de preposiciones, es debida a la riqueza del español como idioma, ya que el español como ciudadano, mas que JODER A o CON el habitante de España en la actualidad está JODIDO, participio pasivo, es decir, participa pasivamente o sufre la jodienda de lo que otros deciden.
En el presente artículo nos vamos a dedicar a comentar la parte gozosa del JODER que se hace vestido, es decir, el JODER A... y la versión nudista (JODER CON) preferimos dedicarnos a practicarla, ya que la experiencia, o mas bien, la falta de experiencia, ha demostrado en multitud de ocasiones, que hablar mucho de JODER CON implica necesariamente no comerse un rosco: PERRO JODEDOR, POCO LADRADOR. ¡Ojo! la versión onanista (JODERSE A UNO MISMO) no entra dentro de ninguna de las dos acepciones por ser un mero sustitutivo o sucedáneo de la versión nudista, vamos, como el chocolate.
Pues bien, el JODER A... es tan universalmente aceptado, que incluso tiene su propia versión en los ambientes gays: DAR POR CULO A... Como podremos observar se trata de algo totalmente institucionalizado el JODER A... o en su versión gay: DAR POR CULO A..., sobre todo en países con tan alto nivel cultural como España, De hecho, ese principio filosófico ya postulado por Aristóteles en la antigua Grecia de que el hombre es un animal social, no se fundamenta, como nos han hecho creer, en la necesidad de la relación social entre los distintos individuos de la especie, si no que el fundamento de tal principio está en el JODER CON... pero sobre todo en el JODER A... De hecho, se han reportado muchas situaciones en las que se ha podido elegir, y, ¡pásmense!, se ha preferido la versión vestida (JODER A....) a la versión nudista (JODER CON...) . Por cierto, en la antigua Grecia de Aristóteles, optaban mayoritariamente por la versión gay.
Por sexos, dicen las estadísticas que las mujeres disfrutan más con el JODER A... (90 % de las encuestadas) que con el JODER CON... (10 % de las acostadas). Entre los varones, el 120% prefiere la versión nudista (JODER CON...).
Una vez aclarado el concepto, pasaremos a demostrarlo con hechos.
Uno de los campos (FUCKING OUTDOOR, en inglés) donde más se practica el JODER A... es en el tráfico rodado y más concretamente en la parcela del aparcamiento, tan exigua en los tiempos que corren. A pesar de que parezca que esta parcela de aparcamiento tiene mucho que ver con el JODER CON... puesto que las jóvenes parejas de hoy no disponen de liquidez (monetaria que de flujos van sobrados) para pagar un hotel y no les queda más remedio que hacerlo en el coche, estoy hablando del JODER A... Veamos...
Está empíricamente demostrado que el encontrar aparcamiento «a la primera» en hora punta en pleno centro de la ciudad o en aglomeraciones de gente (conciertos, fiestas, entierros, funerales, manifestaciones, ver venas, etc) desencadena una liberación de endorfinas muy superior a la de setenta orgasmos, con el consabido «derroche de felicidad» que eso lleva aparejado. Pues bien, si este «momento místico» se ve acompañado por «birlarle» el sitio a alguien que ya casi lo tenía para si (JODER A...), la liberación de endorfinas se eleva exponencialmente, consiguiendo que el individuo (o individua) experimente la sensación mística de la presencia de dios. De hecho, se está empezando a pensar seriamente que los «arrebatos místicos» de Santa Teresa de Jesús, en realidad fueron protagonizados por Sor Citröen después de birlarle el aparcamiento en plena Castellana al obispo de la diócesis de Toledo.
Pero en el aparcamiento, la liberación de endorfinas y el placer incontenible, puede ser incluso superior. ¿O acaso no lo es, ese ciudadano, generalmente macho barón (con titulo nobiliario de tal o por lo menos eso aparenta), que ve que hay alguien esperando por su sitio para aparcar y se mete en su coche, después de ejercer todo el protocolo regio necesario, revisar el maletero y las puertas y con toda la parsimonia, el temple, saber estar y aires de grande de España, que se siente parte de la divinidad por el simple hecho de hacer esperar a un congénere y atascar el tráfico?. ¿No es esa situación para sentirse superior? Y solo por el mero hecho de JODER A... También está el que hace parar a todo el tráfico de una avenida esperando a que el aparque. En este caso el placer obtenido es directamente proporcional al número de ciudadanos que forman parte del embotellamiento generado.
¿Y los que aparcan ocupando dos plazas?... Evidentemente a la altura de sus «insignes» personalidades. Si son superiores al vulgo, al común de los mortales, necesitan más sitio...
¿Y aquel otro ciudadano que hace una maniobra extraña en medio del tráfico rodado y a continuación recibe una pitada de todos los que lo circundan a lo que el responde con una magnífica y lograda peineta erecta? ¡Que sensación de poder y placer! ¡Todos pendientes de lo que hago!. ¡Soy el centro de atención y no precisamente al cliente! Otro vestigio más del placer del JODER AL PRÓJIMO.
¿Y ese otro ciudadano que entra en una rotonda pisando gas y sin señalizar para ser primero porque sabe que tiene preferencia?. ¡Que sensación de placer tan edificante! ¡Ser el primero en la rotonda! ¡Deberían darme un título honorífico! Todo por JODER A...
Pero esta felicidad de JODER A... no solo se siente en el tráfico, en muchas situaciones cotididanas nos embriaga la felicidad derivada del fastidio ajeno... Veamos algunos ejemplos más:
En las colas del supermercado, de los peajes, que placer indescriptible experimentamos cuando hay varias colas y la nuestra es la que avanza más rápido.... Es una sensación gozosa inenarrable y solo por ver la cara de jodidos que tienen los de las colas que se rezagan....Es un júbilo embriagador.
En el cine, que sensación de dicha nos invade cuando llegamos tarde adrede para hacer levantar a toda la fila ya que nuestro asiento es el último contra la pared.... Aunque no veamos un pimiento la película o los altavoces a nuestro lado nos perforen los tímpanos, la felicidad de JODER A... los convecinos de asiento para que se levanten y dejen paso, no tiene precio, es arrebatador, como estar en la misma presencia del Todopoderoso. Más placentera, si cabe, es la práctica de algunos dichosos que en sesiones con asientos numerados, esperan a que la sala con la película de estreno esté repleta (aunque ya haya empezado) para entrar y hacer levantar al que incorrectamente se sentaba en la butaca que a El le corresponía (va en mayúscula porque en ese momento solo Dios está a su nivel). El orgasmo de placer es directamente proporcional al número de personas que por su actuación tienen que irse levantando sucesivamente para ceder los asientos a las personas que por su número le corresponden. Se han dado casos de que todavía había gente colocándose en su butaca correcta cuando ya empezaron a salir los títulos de créditos finales de Titanic.
Otra situación cotidiana muy placentera derivada del JODER A... se da en los supermercados, que también, en este sentido, son otros lugares del placer. Se trata de la típica paisana que se plantifica a mirar extasiada las estanterías justo delante del reponedor que en ese momento acarrea una pila de cajas de tropecientos muchos kilos y que no le permiten ni ver lo que tiene delante. El que el reponedor esté sufriendo el rigor de la carga, supone a la persona plantificada una liberación de endorfinas sublime, solo comparable a la ascensión en cuerpo y alma al paraíso celestial. Y ya ni te cuento si se produce la más que probable colisión.
También en los supermercados es muy habitual en hora punta con una cola del copón en las cajas, que venga el típico pureta que saca la cartera para pagar con toda la parsimonia, pompa y boato propio de un ser superior que no se para en las minucias terrenales de que haya prisa por parte de los cajeros en desalojar las colas cuanto antes. Evidentemente se trata de su dinero que ha de ser extraido con todo el ceremonial y protocolo que a él, como ser superior, alejado del vulgo, le corresponde.
¿Y que decir del que está todo el día rascándosela y luego tiene el don de llegar al súper justo en el momento en que están bajando la persiana?. Placer inmenso, por..... JODER A... Claro que en este caso tienen disculpa del placer de ver el Sálvame....semejante placer acapara tanto tiempo que es imposible ir al súper...
Y así, podríamos citar cien millones de ejemplos, demostrando el placer que otorga el JODER A... y la necesidad del ser humano de la sociedad para ejercer este tipo de acciones tan placenteras...
© FUNES 2014
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