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viernes, 10 de julio de 2015

DEFORESTACIÓN GENITAL

Los adelantos técnicos y tecnológicos han conseguido que la humanidad se sienta la dueña y señora del planeta tierra. La mano del hombre abarca ya toda la creación... y, por supuesto, la... recreación..., la recreación de tocarse las pelotas en los tiempos que corren (nunca mejor dicho) es un claro síntoma de alto status social y de sentirse triunfador. No hay más que ver la televisión. La proliferación de espacios de excelso nivel cultural como Gran Hermano, Sálvame, Supervivientes, Mujeres y hombres y viceversa, son claros indicios de la gran pericia y oficio alcanzados en tales menesteres. Y es que tocarse las pelotas es la máxima ambición de gran parte de la humanidad, es conseguir la armonía con el universo, vamos, el summun. Tenemos toda una pléyade de funcionarios, famosos arruinados, políticos-ameba, ejecutivos inútiles,  y otros parias, especializados en llevarse la mano a los genitales y abrochar por ello un buen manojo de billetes a fin de mes. ¡Fíjate! además de placentero, bien remunerado. 

La genética tiene mucho que decir en todo este proceso social de tocarse los huevos. Ya se sabe.... el hombre desciende del árbol.....¡ay no...! ¡coño...! el que desciende del árbol es el mono.... para llegar al suelo.... y el hombre desciende del mono que además de cascar plátanos se casca otras cosas, es decir, se toca las pelotas. Pero no solo la mano del hombre es capaz de todo esto, también la de la mujer hace lo que puede..., se mueve con una habilidad sin par por terrenos pantanosos, húmedos y por jungla tropical púbica con altos árboles ¡Ejem! creo que me estoy yendo por las ramas.... ¡mira...! ¡como los monos!...

En fin, con toda esta fauna humana campando a sus anchas por el planeta contagiando frenéticamente una epidemia de esguinces de cerebro, se ha constatado un problema que cada día preocupa más a los científicos: la deforestación de los genitales. Coños rasurados y capullos en rama seca son la seña de identidad de esta nueva humanidad que se extienden a sus anchas ya por vastas miríadas de seres humanos, mucho más preocupados por el enorme problema de la depilación genital que por la tontería de cultivar sus cerebros o por implantarse algo de inteligencia, aunque fuese artificial.

Pero los ecologistas han lanzado la voz de alarma. Tanta depilación de los cojones (y los coños) ha devastado por completo los antaño exuberantes hábitats de muchas especies de parásitos, que disfrutaban de una vida salvaje. En los últimos 40 años, la mano del hombre ha puesto en peligro de extinción a multitud de especies de las profundidades genitales. No hay más que ver una peli porno de los 70 y una actual y comparar. No se parecen ni un pelo. El resultado son numerosas especies en vías de extinción: los piojos, las pulgas, las malas pulgas, las chinches, las ladillas, los curruputufús, los cotobelos y alguna que otra lagarta.

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En el caso de la mujer, el problema es más preocupante si cabe (que en frío no suele caber, de ahí la importancia del calentamiento previo al acto) , pues la ausencia de vegetación exuberante en las orillas de ambos labios vaginales ha puesto en riesgo de desaparición a los vastos humedales vaginales por los que los espermatozoides remontaban la corriente después de recién salir del huevo. Casi como los salmones, esos salmos grandes que se cantan en misa.

Como vemos, el problema no es baladí, pues está en juego la supervivencia de la especie. De ahí que muchos ecologistas, con el fin de concienciar a la población nativa, hayan dejado de asearse desde 1974, fecha fetiche para el colectivo ecologista, pues es es en 1974 cuando se emite Emmanuelle con todos sus pelos en los cines guarros. Con este gesto de desaliño, pretenden que los parásitos en peligro de extinción encuentren un hábitat en cautividad adecuado para su proliferación y posterior adaptación-mutación a entornos sintéticos: bragas y gayumbos  de poliester mínimamente sucios donde sobrevivir cuando ya la humanidad venga de serie sin pelos genitales ni actividad cerebral.

Ahora bien, los ecologistas no deberían estar muy preocupados de este asunto mientras a la iglesia no le salga de los huevos (nunca mejor dicho) cargarse el pulgatorio, que como su nombre indica está lleno de pulgas. Claro que conociendo a la Iglesia, cualquiera sabe: el día menos pensado mandan al limbo el pulgatorio como lo hicieron con el propio limbo....(¡Hay que joderse! ¡Solo a la Iglesia puede mandar el limbo al limbo).  Por cierto...y ya a que existe un pulgatorio para las pulgas.... ¿existe un CHINCHATORIO para las chinches y un LADILLATORIO para las ladillas?

Por mi parte, yo estaría dispuesto a depilarme los huevos hasta la la garganta si con ello consiguiese erradicar y extinguir a todos los parásitos de la sociedad en la que vivimos: funcionarios, famosos arruinados, tertulianos de mediaset, políticos-ameba, ejecutivos inútiles,  y otros parias.

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